Después de Jakob Nachbin –cuya inesperada muerte dejó trunco su trabajo sobre el Lucidario –, la crítica no ha prestado atención a la autoría de esta obra, con la excepción de Ana Montero, quien en su tesis doctoral aludía a la prominencia de Juan Gil de Zamora en el entorno cortesano de Sancho IV. Montero vio este rol como un elemento a favor de la tesis de la autoría egidiana de la obra, pero al mismo tiempo reconocía que la forma de