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Publicados in Lucidarios

En esta y las próximas entradas me dedicaré a repasar el proceso de edición del Lucidario –lo que se ha hecho hasta ahora, en los ocho meses de proyecto desde que comencé este blog, y lo que falta hacer–. El Lucidario , escrito entre 1292 y 1295, es decir, tras la toma de Tarifa y antes de la muerte de Sancho IV, es una obra malentendida.

Publicados in Lucidarios

En la entrada anterior hablé del testimonio F del Lucidario , la traducción latina de Juan Eusebio Nieremberg, realizada en base a un testimonio en pergamino de la biblioteca de Lorenzo Ramírez de Prado, η. La traducción latina no fue la última vez que Nieremberg o sus contemporáneos se refirieran al Lucidario . En su Obras y días.

Publicados in Lucidarios

Tras el feliz descubrimiento del testimonio I del Lucidario en la Biblioteca de la Fundación Bartolomé March, en esta entrada quiero dedicar mi atención a las copias perdidas del Lucidario , esto es, las que nos llegan como anotaciones de catálogos antiguos o modernos, referencias en los testimonios supervivientes o cuya existencia puede ser inferida por la transmisión manuscrita de los testimonios supervivientes.

Publicados in Lucidarios

En la habitual práctica de revisión de los catálogos de manuscritos, gracias a la que di con el testimonio H del Lucidario en Rouen hace dos años, la semana pasada he tenido una sorpresa mayor al dar con un noveno testimonio del Lucidario , al que le corresponde la sigla I (aquí su entrada estática, que iré actualizando en las próximas semanas). Llegué al manuscrito leyendo al catálogo de Antonio Paz y Meliá de la Biblioteca

Publicados in Lucidarios

En la entrada anterior había dejado pendiente el segundo aporte de Pascual de Gayangos a los estudios sobre el Lucidario (aunque realmente no es un aporte, como se verá adelante). Pero antes de ello, hagamos un repaso sobre el tema que originó esta serie de entradas (¿quién es el autor de las notas que comparaban los testimonios B y C del Lucidario ?). Había descartado hasta ahora al bibliófilo Francisco Pérez Bayer, que en el

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En la entrada anterior descarté dos posibles autores de las notas marginales de los testimonios B y C del Lucidario entre figuras del hispanismo decimonónico: José Amador de los Ríos y Marcelino Menéndez Pelayo. ¿Quién queda, entonces?

Publicados in Lucidarios

En la entrada anterior había identificado dos testimonios del Lucidario , B y C, anotados por la misma mano en el siglo 19, periodo en el que ambos formaron parte de la Real Biblioteca. La meticulosa naturaleza de las comparaciones, sin mencionar el privilegiado acceso de esta persona a la biblioteca, permite reducir la lista de potenciales culpables a unos cuantos próceres de la filología decimonónica.

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En la entrada anterior presenté el trabajo de un misterioso profanador del testimonio C del Lucidario . Decía ahí que el comentarista anotaba pasajes que diferían o faltaban en otro testimonio del Lucidario que consultó y a menudo introducía enmiendas en pasajes donde encontraba errores. Sin embargo, su trabajo no fue perfecto, pues en algunos casos propuso correcciones erróneas. Así ocurre en el fol.

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Volviendo de la pausa de dos semanas, quiero hablar ahora de un tema que llamó mi atención cuando comencé a trabajar con los testimonios A, B y C del Lucidario : la existencia de dos anónimos profanadores –modernos– que anotaron los manuscritos a su gusto, sin importarles su antigüedad ni su valor.